Interesante reconocer que en la cultura popular prevalezcan celebraciones ancestrales, como la llamada Mushuc Nina o fuego nuevo, que rinden culto al prodigio que ofrece la Naturaleza . El 21 de marzo pasado hubo una triple concurrencia: el equinoccio de primavera, cuando la duración del día y de la noche son exactamente de 12 horas; la presencia de la luna llena y el Viernes Santo. No es mera coincidencia el hecho de la celabración ancestral en el pueblo Yumbo, del noroccidente de Pichincha, con la celebración litúrgica. Fin de un ciclo, comienzo de otro, muerte y renacimiento a la vez. El equinoccio de primavera tiene un significado tan profundo, que se le atribuyen dotes especiales a quienes han nacido por esa fecha y con mayor razón si lo hicieron junto a la línea ecuador.