Según el último reporte de El Telégrafo, el inventario de bienes patrimoniales en el Ecuador tiene un retraso de 31 años. Efectivamente, antes del inicio de este proceso (en septiembre del 2008), se estimaba que el Ecuador contaba con dos millones de bienes patrimoniales, poco más o menos. El estado actual del registro ha revelado que éstos se elevarían en realidad a más de 16 millones (sin tomar en cuenta aquellos bienes que por diversas razones no podrán ser considerados), lo cual obligó a las autoridades a prolongar de dos meses el proyecto de inventario. El Ministerio Coordinador de Patrimonio Natural y Cultural declaró que el 80% de estos bienes ha sido catalogado ya, y se espera que para finales de mayo, esta cifra alcance un 95%.

Los dirigentes del inventario manifiestan de antemano su satisfacción al ver que el proceso permitió el descubrimiento de miles de bienes de toda índole que habían caído en el olvido. En el ámbito de la arqueología precisamente, Eduardo Almeida señala que el re-descubrimiento de vestigios en las provincias de Imbabura y Pichincha tendrá sin duda un papel decisivo en la evolución de los conocimientos que se tenían hasta ahora sobre el escenario prehispánico de dichas provincias. Fenómeno que se repite en el caso del patrimonio intangible a nivel de todo el país.

No obstante, a estas alentadoras conclusiones vinieron a sumarse dos nuevos retos: en primer lugar, este rico y variado legado sigue corriendo graves peligros, por lo cual su protección deberá concentrar esfuerzos suplementarios. Otro elemento que sacó a relucir este inventario es la falta de especialistas que contribuyan al conocimiento y protección de esta herencia, a través de su estudio. Se espera que la eficiente labor cumplida por las universidades involucradas en el proyecto promueva la creación de carreras afines al indispensable entendimiento de este patrimonio (arqueología, antropología, historia, etc.).

Las autoridades culturales han empezado ya a definir respuestas frente a estos desafíos. Así, la información obtenida a raíz del inventario debería ser digitalizada en una base de datos que permitiría a cada ciudadano conocer sobre su patrimonio y sentirse mayormente interesado e involucrado en su protección. Iniciativa que se agregaría a la creación de un Sistema Nacional de Patrimonio, o red de museos, monumentos y documentos que, como parte integrante del Sistema Nacional de Cultura, permitiría difundir y -consiguientemente- proteger los bienes culturales del país, con el objetivo de contribuir a la definición de políticas culturales claras, tal como lo señala Florencio Delgado, subsecretario de Patrimonio Cultural.

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