“Poseemos un inventario propio del museo. Lamentablemente la cotización presentada por el Instituto es demasiada alta (7 mil dólares) y eso nos ha imposibilitado el realizar el inventario debido a que no contamos con esos recursos hasta el momento.”

Esta frase de Esteban Segarra, director del Museo de la Catedral Vieja de Cuenca, parece llegar de otro mundo cuando se conoce la importancia de este museo. La respuesta del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural me parece de cierta manera errónea : “Tanto las instituciones públicas como privadas están en la obligación de inventariar los bienes patrimoniales. Eso permitiría, en el caso de que ocurra un robo, colaborar con la policía y los controles aduaneros para evitar que el bien salga del país (...) Lamentablemente la ciudadanía no está consciente de la importancia que tiene el inventariar y lo que piensan es que el INPC o el Estado se puede apropiar del bien, sin ser así." Es obvio que un inventario completo del patrimonio cultural prehispánico y colonial del país es la base para un adecuado manejo. Pero esperar que los dueños - públicos o particulares - vayan a ir directamente al INPC para registrarlos parece un poco ingenuo, más aún si se debe pagar por este trámite. Parece mejor que los funcionarios del mencionado organismo investiguen y busquen los bienes para inventariarlos y monitorear la custodia de los mismos, dentro de instituciones públicas o privadas, al igual que en el caso de los bienes conservados por particulares en todo el país.

Este artículo presenta, mediante el caso del museo de la Catedral Vieja de Cuenca, los retos (protección, conservación, concientización y valorización) compartidos por los ciudadanos ecuatorianos y los diferentes organismos encargados de velar por la cultura en el Ecuador.

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La presentación y los requisitos del "Subproceso Registro, Inventario y Catalogación" del INPC.
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