CARTA ABIERTA: COLABORACIÓN INTERNACIONAL O NEOCOLONIALISMO CULTURAL Con indignación y asombro he leído el informe de trabajo del alemán Albert Meyers de la Universidad de Bonn, sobre Cochasqui, el mismo que con un profundo desconocimiento y falta de rigurosidad académica, aborda el tema sobre el manejo técnico y científico de la conservación del sitio arqueológico y de su puesta en valor.
Meyers con un enfoque eurocentrista, inicia su informe con errores en datos básicos como la distancia desde Quito al sitio, su ubicación exacta, altitud coordenadas y la cronología, a más de las faltas ortográficas y de la pésima redacción del informe, que nos indican la ligereza y poco respeto hacia los bienes culturales del país y al pueblo ecuatoriano en general, por parte de los “expertos extranjeros” que tratan de darnos haciendo las cosas, porque aún nos deben considerar subdesarrollados y atrasados, incapaces de manejar nuestros destinos y patrimonio, claro que este tipo de injerencias extranjeras son aplaudidas lamentablemente por los mismos felipillos y malinches que traicionaron sus raíces y sus orígenes vendiéndose al invasor desde el inicio de la conquista europea y al posterior genocidio y holocausto de los pueblos nativos americanos.
Si bien no podemos negar el aporte de grandes investigadores alemanes como Max Ulhe 1933 y Udo Oberem 1964 en los estudios científicos realizados en Cochasqui, si debemos cuestionar el método del segundo en las fases de prospección arqueológica donde con un sistema extractivista de aplanamiento se causaron daños considerables en el conjunto arqueológico de Cochasqui, así como la sustracción de los elementos culturales y la demora en la entrega de sus apreciaciones.
En este informe Meyers cita textualmente a Wurster: “Un aspecto importante en el contexto ritual y descartado por los excavadores (léase: neo huaqueros), es el significado astronómico-cosmológico. Por cierto, no parece probable una explicación de los conos de piedra en las cavidades como sistema de medir el tiempo si no para hacer libaciones rituales de líquidos y/o de fogatas rituales o simplemente para cocinar comidas o mantener un fuego”.
De acuerdo a esta ridícula hipótesis se trata de desvirtuar el aporte de la ciencia y la tecnología de nuestras culturas ancestrales en la construcción de un calendario agrícola y un modo de producción andino, signos de un alto grado de desarrollo humano y de complejas estructuras sociales mantenidas por los Caras, el pueblo original que edifico las pirámides y túmulos funerarios, no sólo en Cochasqui sino en una extensa macro área donde existen similares patrones de construcción, un ejemplo de ello lo vemos en Zuleta, Socapamba, Urcuqui, Yaguarcocha, Pinsaqui, entre otras.
Este concepto ilustra el menosprecio hacia nuestro legado histórico, nuestro patrimonio cultural y verdadera identidad, pero eso no es todo Meyers continua y nos dice: “Una puesta en valor de un sitio arqueológico hoy en día tiene más éxito cuando se encaja en los anhelos de una sociedad globalizada. Cochasquí p. ej. tiene el espíritu de los cacicazgos de la Costa, pero sin la soberbia de los de la costa peruana, una cultura material considerada pobre en el sentido occidental de arte”.
Con estos parámetros y de acuerdo a las apreciaciones occidentaloides estéticas de Meyers, el Complejo Arqueológico Monumental de Cochasqui, no presenta mayores atractivos, con esta lógica globalizante y absurda, deberíamos contratar al pato donald y al ratón miguelito para volver al sitio interesante para el disfrute turístico.
Al justificar el manejo inadecuado en la prospección arqueológica de Cochasqui, el investigador alemán en un claro espíritu de cuerpo literalmente dice: “Según el excavador J. Wentscher se dejaron abiertas algunos cortes de excavación para futuros reestudios por parte de arqueólogos nacionales”, deben considerar que nuestros profesionales no tienen la menor idea ni los recursos de cómo hacer una zanja de prospección y violando las normativas del manejo de bienes culturales emanada por la UNESCO en la Carta de Atenas, al no taparlos dejaron alteraciones irreversibles en Cochasqui.
Para concluir con sus conceptos desvalorizantes y peyorativos sobre las actividades llevadas a cabo por los ecuatorianos en relación a Cochasqui, Meyers menciona infundadamente: “también la cafetería instalada enfrente del museo al otro lado de la carretera y construida encima de una tola semidestruida (según indicación local es propiedad del ex – director del parque arqueológico) ofreció sus servicios”.sic.
Mi desinformado “experto extranjero” lo que se encuentra frente al complejo arqueológico de Cochasqui no es lo que usted escribe temerariamente, ni esta construida sobre ninguna tola derruida, lo que existe es el Centro Patrimonial Quilago, una reserva eco cultural de 14 hectáreas creada por el Arqueólogo e Historiador Lenin Ortiz en el año 2000, como zona de amortización del sitio arqueológico y de preservación de los ecosistemas nativos, manejada por la Corporación “PROCULTUR”, entidad especializada en la recuperación, manejo y puesta en valor social del patrimonio cultural ecuatoriano, vinculándolo a temas productivos como el turismo comunitario.
Lenin Ortiz falleció el mes de julio del presente año, antes de morir concluyo su obra “Cochasqui, el agua del frente de la mitad”, libro que por su calidad de contenido e ilustraciones tuvo gran acogida y favorables comentarios en su lanzamiento, rogaría al Investigador alemán Meyers que se informe bien acerca del tema Cochasqui y nuestra milenaria historia antes de emitir los pobres conceptos enunciados en su informe, los mismos que considero atentatorios contra la real preservación y puesta en valor de nuestro Patrimonio Cultural Tangible e Intangible.
Por último quiero señalar que no se puede permitir un manejo empírico e improvisado del Programa Cochasqui que lesione e irrespete nuestro patrimonio nacional, como el propuesto por Albert Meyer al Concejo Provincial de Pichincha, actual custodio del bien y que por ser Cochasqui parte de nuestro Patrimonio Nacional, es responsabilidad de todos los ecuatorianos su preservación, la Corporación “PROCULTUR” a constituido una VEEDURIA CIUDADANA, amparada en la Constitución Ecuatoriana, para analizar las diferentes iniciativas para la Puesta en Valor Social del Complejo Arqueológico Monumental de Cochasqui que actualmente el organismo provincial viene analizando, con el fin de que no se atente contra el Patrimonio Nacional ni que se permitan injerencias extranjeras que desvaloricen nuestros procesos históricos y nuestra Identidad Pluricultural y Multiétnica y Megadiversa.
Basta ya de la dependencia y neocolonizaje cultural, basta ya de injerencias extranjeras en desmedro de nuestros orígenes, como decía Lenin Ortiz “Un pueblo sin pasado, es un pueblo fácilmente explotado y dominado”, es hora ya que seamos nosotros quienes forjemos nuestra verdadera memoria histórica y recuperemos nuestras raíces.
Por el respeto y preservación de los sitios arqueológicos, históricos y culturales de los Pueblos y Nacionalidades del Ecuador y en contra de la globalización y la uniformidad del pensamiento.
ATENTAMENTE
Juan José Acosta Salazar
ECUATORIANO
C.I: 010179561-5
Si esta carta suscita una posible discusión entre los interesados, abrimos un foros sobre el Plan de manejo de Cochasquí.